18 de noviembre de 2008

AGUAS



El signo de la superficie, en forma de línea ondulada de pequeñas crestas agudas, es en el lenguaje jeroglífico egipcio la representación de las aguas.En los Vedas, las aguas reciben el apelativo de mâtritamâh ("las más maternal"), pues, al principio, todo era como un mar sin luz. En genarl, en la India se consideraba a este elemento como el mantenedor de la vida. Las aguas son el principio y el fin de todas las cosas de la tierra. De las aguas primordiales surge todo lo viviente, como de la madre, de ahí que el símbolo haya sido asimilado a lo femenino, en el sentido de creación de vida y, por reducción, a vida. En suma, las aguas simbolizan la unión universal de virtualidades, fons et origo. La expresión "surgido de las ondas" o "salvado de las aguas" simboliza la fecundidad y es una imagen metafórica del parto.
Por otra parte, el agua es el elemento considerado transitorio, mediador entre la vida y la muerte, en la doble corriente positiva y negativa, de creación y destrucción. Así, los mitos de Ofelia y Caronte representan el último viaje. Ahora bien, el agua ha terminado simbolizando más bien la vida terrestre, natural, y ya nunca la vida metafísica. De ahí tenemos bastantes tópicos e imágenes literarias como vita flumen ("la vida como río"), pero que conduce al mar ("la muerte"), como en las Coplas de Manrique. El mar, al igual que los océanos, se consideran como la fuente d ela vida y el final de la misma. "Volver al mar" es como "retornar a la madre" (a la Madre Tierra), es decir, morir.
Como símbolo relacionado con las aguas, tenemos la FUENTE. En la imagen del paraíso terrenal, cuatro ríos parten del centro, es decir, del mismo pie del Árbol de la Vida, y se separan según las cuatro direcciones marcadas por los puntos cardinales. En consecuencia, surgen de la misma fuente y, por tanto, este símbolo adquiere la significación de fuerza vital del hombre. En la iconografía suele aparecer como centro y así aparece en claustros, patios y jardines. Según Jung, se asocia a la imagen del origen de la vida interior, con el "país de la infancia", con el regreso al pasado, por su carácter cíclico con respecto al tiempo. Se mezclan aquí, pues, en el símbolo de la fuente, la simbología del agua (vida) y del jardín (tiempo).
En cuanto al POZO, en el cristianismo significa salvación, por asociación al concepto de vida como peregrinación (homo viator). El pozo de agua refrescante y purificadora es símbolo de la aspiración sublime. El hallazgo de pozos es, en consecuencia, signo anunciador de sublimación. Deméter y otras deidades se representaron junto a un pozo, por ejemplo. El acto de extraer agua de un pozo, o el de pescar, quivale al acto de sacar desde lo hondo un misterio o un conocimiento sublime. Mirar el agua de un lago o de un pozo significa adoptar una actitud mística, contemplativa. Además, el pozo es símbolo de lo femenino, de la vida que se supera y asciende. Descender o caer en el mismo, significa lógicamente lo contrario.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:
CIRLOT, J.E.: Diccionario de símbolos, Siruela, 1997.

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